Había pensado en hacer esta entrada de una forma que no lo hago hace mucho tiempo, regresar a la prosa poética y dar vida a mis personajes con experiencias personales, pero últimamente las vivencias son demasiadas y muy personales como para poner todo en tercera persona.
Un buen día (una mañana para ser más exacta) caminaba y en mi camino encontré un árbol de limón (me encanta el aroma de los cítricos) no se si es por influencia de mi novio porque a el le encantan también, pero la verdad es que cuando tomé una hoja de ese árbol y la acerqué a mi nariz, esa fragancia me transportó completamente a mi niñez, al rancho de mi abuela, a los juegos de ronda que jugaba con mis primos, a las guerras de arena del arroyo, a todos los árboles de fruta que había en ese lugar que tanto añoro, fue algo la verdad mágico.
Se que no es un secreto que el olfato está conectado con la memoria intima y profundamente, pero entonces se me ocurrió la idea de crear nuevas memorias con ese mismo aroma, obvio las que ya estaban ligadas a ese aroma a limón permanecen, este último mes ha estado lleno de cosas increíbles para mi, cambio de alimentación, cambios en mi cuerpo, cambios en mi autoestima, mi autopercepción, días increíbles con el amor de mi vida, la verdad muchas cosas para inmortalizar en ese aroma y lo hice, y ahora cada que huelo una hoja de limón no solo viene mi niñez a la mente, también vienen estos días de más geniales para mi y oler mi hoja de limón es algo que me hace inmensamente feliz.
Quise publicar esto aquí, porque es parte de mi vida, es parte de mi magia y es algo muy confortante poder compartirlo aquí, donde está parte de mi historia, de mi vida.
Tal vez después regrese a este mismo blog y seguir con mis prosas.
In lak'ech
Marian.