sábado, 23 de enero de 2010

En la bañera




¡Qué día tan mas pesado! Eso es lo primero que me vino a la mente al llegar a casa después de un día de arduo trabajo, clientes necios y jefes explotadores e irracionales, no soportaba un segundo mas los zapatos de tacón tipo aguja, llegando fue lo primero que dejé tirado a un lado de la puerta, al cabo a nadie le molestaba, bendita independencia, solté mi cabello, el chaleo del uniforme quedó a un lado del sillón junto al pantalón y me tumbé en el sofá solo con la blusa blanca casi transparente, se traslucia mi brassiere favorito, un encaje de seda, delicado, coqueto, y mis cacheteros de encaje ¡qué cómodos! me fascina estar asi en mi casa, pero definitivamente hacía falta un baño relajante, obvio acompañado de mi copa de vino, juego de sales aromaticas, necesitaba descansar. Para no romper el patrón dejé la blusa transparente tirada  junto a las otras dos piezas del uniforme y mi fina lencería en el baño sobre el marmol pulido, rojo. Mi tina estaba lista olía delicioso, aunque tal vez las velas aroma canela no fueron na buena opción, despertaban mis sentidos...
El agua tibia, la espuma perfecta, mi cabeza recargada en la tina, intentando ignorar el aroma de la canela que me inquietaba, cerré mis ojos y dejé que mis manos tuvieran voluntad, le daban un masaje a mi cuello, fueron resbalando hacia abajo, (me acordé de ti, parecía que eras tu el que movía mis manos) seguian bajando, hasta llegar a mi pecho, mis senos estaban erguidos, firmes, mis dedos sintieron mis pezones ya duros (fue imposible dejar pasar lo que tu recuerdo y el aroma a canela provocaban), dejé de luchar y me dejé llevar, acariciaste mi cintura, tratabas de alcanzar mi espalda, tus besos me transportaban, hasta darme cuenta que tus manos ya estaban en mis muslos, jugueteaban en mi entrepierna, de mi boca podían salir pequeños gemidos que callabas con tus labios, era una atmosfera inigualable, sublime, perfecta, seguiste en mi entrepierna y tocaste mi punto debil, donde sabes que me desarmas, empezaste despacio, haciendome desear mas, disfrute cada movimiento de tu dedo, era mágico, incrementabas el movimiento y con ello mi placer, lo hiciste hasta provocar que explotara en un gran suspiro de placer, abrí mis ojos y ya no estabas ahi. 

jueves, 21 de enero de 2010

Huida. Segundo intento





...Mis piernas ya no podían mas, no se cuánto habían corrido pero temblaban de frío, de cansancio, mi corazón parecía caballo a punto de ganar una carrera me sentía desfallecer, esa canción esa maldita canción no dejaba de dar vueltas en mi mente junto con tu imagen, el recuerdo de tus caricias, de tus besos con los que cicatrizaste mi piel para siempre, mis pies dejaron de responder, estaba aturdida, enojada, ya mis ojos estaban secos ya no tenían lágrimas, mi rostro estaba mojado pero por la lluvia que no cesaba, de repente todo quedó en silencio, pero yo seguía escuchando nuestra historia en mi cabeza, como una cinta igual a las que me grababas con la música que escuchabamos cuando me hacías el amor, me quedé de rodillas sobre la hierba esperando diluirme con la lluvia pero no sucedía...


Reencuentro-
... seguía escuchando tu voz, sintiendo tus manos, estabas ahi, aunque no sabía si eras tu o eras producto de mi deseo, de mi imaginación, eran tan reales tus caricias en mi cintura, tus manos desvistiendome mientras me besabas arrebatadamente, quitabas el cabello de mi rostro y tus ojos se perdían en los míos como la primera vez, ahí desnudos, cuerpo a cuerpo piel a piel, el placer que senti es indescriptible, nos amamos como nunca, las voces se callaron y solo estabas tu, en mi, derritiendome  en tus brazos, una entrega total entre besos, gemidos, abrazos hasta llegar los dos y tu nombre en mis labios, dormida me quedé y al despertar no estabas ahí...¿Te metiste entre mis sueños? ¿jugaste conmigo? No lo sé.


Escuchando: The Cure - Pictures of you

miércoles, 13 de enero de 2010

Huída. Primer intento




Sólo quería que mis lágrimas se perdieran entre la lluvia, desaparecer en la confusión y después quise desvanecerme...pero en tus brazos. 


I. Intención.


La casa de campo estaba fría como nunca, estaba ahí porque tal vez la soledad ahi se experimentaba diferente, al menos estaba lloviendo y el aroma a tierra mojada anunciando la tormenta es uno de mis favoritos, sentada en el ventanal que ya se veía viejo, desgastado, no se cuántas historias han presenciado esos marcos de madera, esas ventanas que estan empezando a ponerse opacas asi como siento que mi vida se está empañando permanentemente. En la cocina decorada en su mayoría con talavera, había también una combinación de aromas, de ollas de barro, café ya molido hace tiempo, ahí estaba el metate y la mano de piedra que había hecho de cada grano una deliciosa experiencia para el olfato. Mi eterno compañero tenía que estar conmigo, asi que preparé una taza, en cada sorbo caliente, amargo, (adhoc con la ocasión) se encontraba una pregunta tormentosa, de esos cuestionamientos  que despiertan los demonios mas enterrados y son capaces de hacer huir al más valiente, cada signo de interrogación en mi mente era como las gotas de lluvia  que caían en la tierra seca y la abrían sin piedad, decidi salirme para volverme una de esas gotas y desaparecer, fundirme entre la tierra y la lluvia. 


No podia mas seguir ahi, me atormentaba, tuve que salir corriendo, descalza en medio de la nada, solo tierra, hierba y flores silvestres, aparte de los signos interrogantes, a mi mente llegó tu imagen, nítida, cálida, empecé a correr mas rápido pero podía huir de todo, menos de ti. 

viernes, 8 de enero de 2010

Una mágica CH







I. Magia.


En una tarde de enero, no digo cualquier tarde porque definitivamente no lo fue. Era el día perfecto para pasar dentro de la cama entrepiernados, juntos, echando flojera, viendo alguna película rosa sin ninguna preocupación, lamentablemente no todas las condiciones estaban para que esa tarde fuera así, estaba sola, no había palomitas asi que era un pretexto para ir a caminar sin rumbo, divagar, huir...


Me dirigí sin rumbo, habiendo tantos lugares a donde ir, recordé lo que me gustaba ir a coyoacán, después de todo ahi la gente divaga, huye y como plus estaban los mimos, los hippies, tal vez alguna lectura de mano con la viejita que a demás de tu futuro te daba consejo.  


Llegué al centro, había mucho color, gente, música que llena mis oídos de magia y mis palabras encuentran en la inspiración su razón de ser. Las expresiones de los mimos que expresan todo lo que un alma quiere decir. 


Di una vuelta por la plaza, compré mis obleas de colores, es curioso pero el solo probarlas me produce mil sensaciones, pasadas tan agradables que es una delicia, es como comer risas antiguas aderezadas con carcajadas presentes. 


Ya me había olvidado por que adoraba ese lugar, era como estar fuera de la ciuda, dentro de la misma, llena de contrastes, detalles coloniales, diversidad de personas, había mucho en ese espacio que me llenaba, que me hacía revivir mil cosas. 


Me senté en la macetera para observar, tal vez captaría la esencia del tatuador o el entusiasmo de la señora que hace las tortillitas dulces e inunda el ambiente con ese aroma tan particular, o la nostalgia del poeta que vende su obra en folletos que valen el precio que el lector decida, el pintor que ofrecía sus caricaturas a la pareja enamorada que pasaba frente a la iglesía, el intelecto de quienes salen de la librería ansiosos por oler las hojas nuevas o viejas de sus libros,  los años de amistad de esas personas en el café y de la primera gota de lluvia, todos esos detalles que llenaban de color las nubes grises en el cielo.   Después de jugar con la cámara un rato, sentí que alguien me miraba, giré mi cabeza y te vi jugando con tu cámara, ahora tu sentirías la mirada que te distrae del lente. 


II. Encuentro. 


Te sorprendí cuando descuidada hiciste un par de tomas de mi meditabundo rostro, con mis ojos en busca de ideas, no dudé en ir a reclamar los derechos de esa imagen, que por encima de todo era mia. Cuando me viste dirigirme hacia ti, vi tu rostro sonrojado queriéndose ocultar en tus gafas, pero te fue imposible, sonreíste tímidamente y me dijiste: 
-Perdón, no quise incomodarte.
Me enternecí tanto con tu gesto que fué muy complicado expresar molestia y una sonrisa se asomó por mis labios y respondí: 
-¿te gusta la fotografía verdad? 
Tu respuesta era obvia.
Nos presentamos, me dijiste tu nombre y quisiste adivinar el mío, hasta que te pregunté por robin hood pudiste adivinar. 
Era una tarde fría, asi que te aventuraste a hacerme una invitacíon por un chocolate y unos churros clásicos de coyoacán. Acepté, no tenía mucho que perder y tenía mas por conocer. 


Camino hacia nuestro destino, recordé a sanz "hay personas que no consigues olvidar jamás..." y sonreí, mientras tu me observabas y seguimos nuestro sendero. 


Pasamos la tarde entre chistes tontos, charla, chocholate y churros, y la mágica ch que, sin saberlo se había convertido en el inicio de algo inesperado.

Escuchando Pablo Milanés-Te amo "Mi soledad se siente acompañada..."